Un legado que comienza en casa
Desde pequeño, Miguel aprendió a reconocer un buen grano por su olor, textura y color.
Sus padres y abuelos le enseñaron que el café no se fabrica… se cultiva con amor.
Cada mañana, antes de que el sol apareciera, recorrían juntos los cafetales para escoger solo los frutos maduros. Era un trabajo duro, pero también una celebración familiar.
Nace Lojanías: un sueño hecho café
Con el tiempo, Miguel quiso llevar ese sabor auténtico más allá de su tierra.
Así nace Lojanías, una marca que conserva:
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la tradición de tostado artesanal,
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el proceso cuidadoso de selección a mano,
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y el respeto por el origen lojano.
Hoy, cada bolsa de Lojanías es un homenaje a su familia y a cientos de caficultores que ponen el corazón en cada cosecha.
Un café que cuenta una historia
Cada taza tiene el alma de Quilanga:
montañas verdes, mañanas frías, manos trabajadoras y una familia que creyó en su sueño.
Cuando eliges Lojanías, eliges un café con raíz, memoria y corazón.